Los tarugos son elementos clave en cualquier tipo de instalación que requiera fijación o sujeción, ya sea en una pared, techo o suelo. Aunque suelen pasar desapercibidos, juegan un papel fundamental para asegurar que nuestras instalaciones sean estables, seguras y, sobre todo, duraderas. No importa si estamos colgando un cuadro, fijando estantes o montando un mueble, elegir el tarugo adecuado marca la diferencia.
¿Por qué los tarugos garantizan instalaciones seguras y duraderas?
Este sencillo accesorio, hecho de materiales como plástico, madera o metal, se utiliza para fijar elementos a superficies donde no sería posible atornillar directamente. A lo largo de los años, su diseño ha evolucionado para adaptarse a diferentes necesidades, lo que ha mejorado su capacidad para ofrecer soluciones innovadoras.
La función principal de un tarugo es expandirse una vez insertado en el agujero de la pared o cualquier otra superficie. Este mecanismo de expansión distribuye la presión de manera uniforme, lo que ayuda a evitar que el objeto fijado se suelte o caiga con el tiempo.
Tipos de tarugos y su aplicación en distintos materiales
Para saber la correcta aplicación de un tarugo que garantice instalaciones seguras y duraderas, dependerá en gran medida de la combinación de materiales que implementemos, entre la superficie que soportará y el objeto o pieza a sujetar.
Existen diferentes tipos de tarugos, y la elección del adecuado depende del material con el que estemos trabajando:
Tarugos de plástico: Son ideales para superficies blandas o huecas, como tableros de yeso o paneles de madera. Este se utiliza, por ejemplo, cuando necesitamos colgar estantes o espejos en paredes de yeso. Gracias a su capacidad para expandirse dentro del agujero, proporcionan una gran estabilidad sin dañar el material.
Tarugos de madera: Si bien menos comunes, los de madera son perfectos para aplicaciones que requieren un anclaje firme en superficies de madera, como vigas o marcos de ventanas. Estos tarugos permiten una sujeción robusta y pueden soportar pesos considerablemente altos.
Tarugos de metal: Son los más resistentes y se usan sobre todo en instalaciones más exigentes, como en paredes de hormigón o ladrillo. Gracias a su resistencia, los tarugos metálicos son ideales para soportar cargas pesadas, como estanterías de gran tamaño o equipos de seguridad.
Usos comunes y espacios de aplicación
En el hogar: son muy comunes en la instalación de estantes, espejos, cortinas y muebles de todo tipo. También son imprescindibles en la instalación de sistemas de iluminación y en el montaje de equipos electrónicos, como televisores en la pared.
En el ámbito industrial y comercial: En obras de construcción, por ejemplo, se utilizan para fijar paneles en paredes de hormigón, para montar estructuras metálicas o para asegurar cables y conductos eléctricos.
En espacios exteriores: como jardines o terrazas, también es común ver su aplicación en el montaje de pérgolas, cercas y otros tipos de estructuras que requieren una fijación firme y duradera. En estos casos, los tarugos diseñados para soportar las inclemencias del tiempo son imprescindibles para mantener la estabilidad de las instalaciones a lo largo del tiempo.
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